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UN PININFARINA DE ENTRECASA.

El hombre va a abrir su taller en un despertar de trinos y celeste infinito, apenas un candado y se abre la doble puerta galponera por la que puede pasar un camión, a la derecha un pequeño escritorio, algunas piezas dejan manchas de grasa entre croquis y papeles. El dice que lo importante está en los fierros, los metales que desatan el movimiento y la combustión para salir y rodar por las heridas del mundo pero al menos en la libertad de las rutas.
-Esto es apenas un desorden ordenado.
Una lampara extensible como las que usan los dibujantes, tecnicos mecanicos como él, es la única luz si él día es grisoscuro, pero hoy, la ventana es un resplandor que corta todo el enorme espacio de maquinas y herramientas y pedazos de coches y coches a punto de terminarse.
Todas las mañanas le hecha un vistazo al afiche, es casi una ceremonia verlo y hacer en silencio algunas breves reflexiones, como quien hace una oración antes de partir a la lucha cotidiana por la subsistencia. Siempre lo lee completo:

1914: UN HOMBRE ABRE ESTA CAJA DE HERRAMIENTAS.
Y NACE INGENIERIA CHRYSLER.

La foto gris es poco nítida, una casa con refuerzos clavados en las esquinas, la tapa abierta, asoman instrumentos comunes como una tenaza, una roldana de aparejo.... afuera, sobre un banco de madera un martillo, pinza, un compas de acero, nada que indique el oficio de su dueño, salvo las letras blancas :
W. P. Chrysler.

El texto sigue en letra courier sobre un papel amarillento de antigua humedad...

Porque ese hombre se llamaba Walter P. Chrysler.
Su objetivo: encontrar la manera simple, segura y cómoda de transportar al hombre.
La encontró.
Pero no se detuvo.
Porque sabía -y tenía razón-
que siempre había una manera más simple, más cómoda y más segura.
Por eso mació Ingeniería Chrysler.
Que aún mantiene -y seguirá manteniendo-
el objetivo trazado por Walter P. Chrysler.
Investigando, desarrollando, probando e incorporando adelantos
que logran más nobleza, más seguridad y más confort en sus vehículos.
Para que usted pueda ejercitar
su derecho a elegir,
exigir y disfrutar su Dodge.

(Logo de 5 lados-triangulos negros que dejan una finita estrella surgir )
y grande:
CHRYSLER
FEVRE ARGENTINA

Abajo, un espacio en blanco y la letra urgente, como de pintada en paredes de ciudad
con marcador azul:

Yo trabaje allí, 15 años, capataz de montaje, y me dejaron en la calle, a un clase '43.
Osvaldo Arból Gomez.

El hombre lo lee todas las mañanas bien temprano antes de poner la pava del mate y empezar a trabajar, luego concluye -dicho de distintas maneras- en un mismo aforismo.

Soy más que un pionero, soy un sobreviviente...

Es fácil que las mismas imágenes se repitan cada tanto, el arrancando el afiche de la pared, era el último en ser despedido, el gerente de planta agradeciendo su tarea, diciendo
-Osvaldo , en un par de años los yanquis vuelven y brindamos con champán helado, el reencuentro.

Lo cierto es que casi se cumplen 25 años del cierre de la planta de La Tablada.
Le pagaron unos pesos y lo premiaron con un par de contenedores con piezas y repuestos en desuso. y un par de máquinas que no salían a remate por viejas.

El cargo todo, como quien carga con cada pedacito de un alma estallada y lo llevo al galpón grande de su finado padre, y entre sus maquinas y elementos de carpinteria empezo y siguio.

Y todas las mañanas se mezclan las épocas y las situaciones, el no podría relatarlo, es como ver flashes y fotos sin orden , sin tiempo.

El abuelo de Pontevedra que compro ese terreno cuando todo era campo y lo único notable eran las estaciónes de trenes , La Tablada cerquita y más allá Tapiales, con sus galpones enormes y sus playas de maniobras del tren de trocha angosta. Previsor el abuelo, terreno de 20 x 60, entrada grande para camiones. De chico no dejaba de estudiar esas herramientas que dejo en el galpon pequeño del fondo, las que usaba para trabajar la tierra despues de volver de su trabajo en el ferrocarril. Un viejo anarquista, un hombre de principios como su padre y como él tambien.
"Nunca te entregues al capital, el dinero destruye todo, el capitalismo no deja nada en pie "
Pero el salió con el título de técnico mecanico y se empleo en la Chrysler, ahí cerquita cuadras de su casa. Y de allí volvió un día, una mano atras y otra adelante, unos pesos de indemnización por despido y un monton de chatarra inservible.
Ahí empezó, soldando, imaginando, el ingeniero le decían en la planta. adaptando piezas , mixturando carrocerias y chassis.
El único , solitario y obstinado, fabricante de autos 0 km desde el fondo de su casa, de la Argentina. No son autos, dice a quien lo visita actualmente, son obras de arte, artesanías irrepetibles. En el país es un desconocido, pero en Europa, en Francia, especialmente su fama trasciende a la de Regazzoni.
El lo sabe, termina cada obra de arte, fileteando a pincel la parte inferior de la carroceria , a veces agrega frases que le piden los clientes, como la que pinto ayer en ese auto que alguna vez fuera un DKW y ahora es un Arbol Gomez - Argentina, firmado el el capo de atras donde iba el logo del mejor auto aleman de la posguerra.
Su oficio es su vida y su orgullo. a veces piensa que habría sido de él si hubiese sido otro, un almacenero, un operario, un ser indefenso ante las crisis del país, una crueldad anónima que mata sueño tras sueño. y deja muertos en vida. Habitaciones cerradas, persianas bajas con alguien durmiendo adentro, matando ocios con el mate lavado y regando la quinta a cada rato para que el día pase pronto.
Pero él esta conforme, lo más díficil del mundo es llevarse a si mismo, pero llevarse a gusto, con cariño como quien lleva a un niño de la mano.
-No se entregue Carbonatti..¡¡¡¡, le grita su padre al amigo huelguista, es el patrón el que más pierde con un paro, van a darles aumento no aflojen... ni con la traición de los sindicalistas.
No aflojo, viejo parece decir con la mirada y recuerda sus 10 años, fabricando sus juguetes con madera y clavos, con las herramientas de Papá, solo pero pendiente del trabajo de él, que no podía distraerse del trabajo de la carpintería. Es como si lo viera ahora, el pucho colgando al costado izquierdo de la boca y alguna expresión de amargura, casi un Bogart. Se desprendía del pucho cuando tenia que sostener con los labios los clavos o los tornillos en el armado de los muebles.
Un gran carpintero su viejo, de los que trabajaban con madera maciza, nada de porquerias enchapadas, nada de aglomerados ni formicas. Pero el capital lo mató, pusieron fabricas enormes que escupian maderas hechas de aserrin, y todo el mundo se puso a hacer muebles inservibles.
- En la primera mojadura revientan.... que carajo compra la gente¡¡¡¡¡¡¡.
Golpeaba la mesa de trabajo con furia y parecia que iba a volar en pedacitos su mano pesada de trabajador. Y los muebleros se fueron, lo vendieron por pocos pesos.
Y él, un día, un invierno de 1978 cerró, hecho el candado y al poco tiempo se murió.

Por eso él no va a transar, un Pininfarina de entrecasa, un constructor de mundos en cuatro ruedas. ¿Cuantos autos más podrá sacar con su firma reciclados a 0Km?
No lo sabe, no lo cuestiona, se rasca la cabeza y empieza una nueva jornada.



-2003-

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