El hombre se despierta con una frase rondando una y otra vez en su mente. Ya sabe que no sabe que hacer con ella. Qué no podrá ir más allá. Qué lo asediará durante días o semanas. -No me entenderán, porque yo mismo no le encuentro una explicación. -Dice. Antes de salir a la calle. Antes de la mañana bajo un cielo gris. La escribe en un papel pequeño como en un mensajito. Pero sin botella que la contenga ni mar para que la lleve a algún improbable destinatario. "El odio es una isla sin tiempo" -Escribe y se va.