De vagones y dinosaurios*
Hace unos años encontré una noticia interesante en el reverso de un recorte de publicidad política. Ignoro por que lo guardé, lo cierto es que en el reverso esa cara patetica de político argentino que podría decir por ejemplo: -Vamos a construir un tren del futuro... Leí por azar del otro lado antes de hacer un bollo y tirarlo al cesto de papeles. Allí había una verdadera noticia, en ese recorte cortado a mano temblorosa del diario donde no quedo ni la fecha ni su redacción completa, es apenas un pedacito de la noticia:
"Melchor Bustamante, o Cacho, tal como lo llaman en el barrio, tiene 66 años, en 1990 como no pudo seguir pagando las cuotas de su casa, se trasladó con su mujer y sus 5 hijos a la estación, que por entonces era un basural. Con paciencia y trabajo, Cacho transformó un antiguo vagón en una casita de
tres cuartos, cocina y baño. Ahora, la municipalidad quiere echarlo..."
No se donde transcurre, podría ser en muchos lugares de la Argentina.
Ahora estoy viendo unos vagones incendiados que quedaron a un costado, radiados en una vía muerta esperando remate de los liquidadores de la ENABIEF.
Me acerco, creo que hay testimonios mudos de algunas vidas que hicieron un hogar bajo ese techo curvo de vagón de carga, el fuego hundió el portón corredizo en la tierra, en un rincón chamuscado veo una muñeca quemada, su rostro deja ver pedacitos de pelo rubio y un solo ojo celeste.
Ganchos "S" colgados, seguramente usados como percheros. Ollas perforadas, algunas atravesadas de hojas de gramilla y enredaderas.
Ese pasado es presente en otros vagones, hogares frágiles refugios desesperados a merced del valor de reventa del fierro viejo.
Veo una grúa antigua, fuertes engranajes clavados en su último vigor y un brazo estirado al atardecer, sin guinche, que la imaginación de Regazzoni podría transformar en un dinosaurio, -un Allosaurus, papá- me dice Franco. Y promete dibujarlo, terminado, con engranajes y todo como esqueleto.
Sí, esa grúa puede salvarse bajo la mano del niño dibujante, o el artista soldador premiado por el mundo.
Sueño, aun, con esos vagones transformados con dignidad. No en un vagón de country, no en fuego líquido después del negocio líquido- efectivo de chatarreros de la propiedad y memoria colectiva.
Hace unos años encontré una noticia interesante en el reverso de un recorte de publicidad política. Ignoro por que lo guardé, lo cierto es que en el reverso esa cara patetica de político argentino que podría decir por ejemplo: -Vamos a construir un tren del futuro... Leí por azar del otro lado antes de hacer un bollo y tirarlo al cesto de papeles. Allí había una verdadera noticia, en ese recorte cortado a mano temblorosa del diario donde no quedo ni la fecha ni su redacción completa, es apenas un pedacito de la noticia:
"Melchor Bustamante, o Cacho, tal como lo llaman en el barrio, tiene 66 años, en 1990 como no pudo seguir pagando las cuotas de su casa, se trasladó con su mujer y sus 5 hijos a la estación, que por entonces era un basural. Con paciencia y trabajo, Cacho transformó un antiguo vagón en una casita de
tres cuartos, cocina y baño. Ahora, la municipalidad quiere echarlo..."
No se donde transcurre, podría ser en muchos lugares de la Argentina.
Ahora estoy viendo unos vagones incendiados que quedaron a un costado, radiados en una vía muerta esperando remate de los liquidadores de la ENABIEF.
Me acerco, creo que hay testimonios mudos de algunas vidas que hicieron un hogar bajo ese techo curvo de vagón de carga, el fuego hundió el portón corredizo en la tierra, en un rincón chamuscado veo una muñeca quemada, su rostro deja ver pedacitos de pelo rubio y un solo ojo celeste.
Ganchos "S" colgados, seguramente usados como percheros. Ollas perforadas, algunas atravesadas de hojas de gramilla y enredaderas.
Ese pasado es presente en otros vagones, hogares frágiles refugios desesperados a merced del valor de reventa del fierro viejo.
Veo una grúa antigua, fuertes engranajes clavados en su último vigor y un brazo estirado al atardecer, sin guinche, que la imaginación de Regazzoni podría transformar en un dinosaurio, -un Allosaurus, papá- me dice Franco. Y promete dibujarlo, terminado, con engranajes y todo como esqueleto.
Sí, esa grúa puede salvarse bajo la mano del niño dibujante, o el artista soldador premiado por el mundo.
Sueño, aun, con esos vagones transformados con dignidad. No en un vagón de country, no en fuego líquido después del negocio líquido- efectivo de chatarreros de la propiedad y memoria colectiva.
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