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Mostrando entradas de octubre, 2009

ABUELA EN MOTO...

*IMAGEN: OSVALDO SORIANO EN MOTO. Se encontraron en la esquina del mercadito las dos abuelas. Las dos con bastón. Mi madre con nieta del brazo. Mi madre tiene la edad del Ratón Mickey. La abuela con la que conversa la supera en unos años. -Mi hija sintetiza la charla cuando vuelven: La abuela con la que hablo la nonna anda en moto. Mi madre le hablaba de sus salidas a los médicos. La abuela que vive enfrente de la fábrica de mosaicos no quería hablar de enfermedades quería contarle de su último logro a los 85: -En la vida había viajado en barco. En avión. En trenes. Hasta en burro y hace poco tiempo de esto. Pero nunca en moto. Hasta que me escucho mi nieto más chico, el Rubén. Tiene una Harley que le dejo su tío materno, el pobre murió joven en un accidente y la moto quedo ahí medio desarmada. Él la arreglo. Va y viene con ese orgullo que se le nota en la cara. Vino a visitarme. Me escucho cuando le conté que en el viaje con el centro de jubilados fui la primera que se animo a su

EL JUEGO DE LA CONFIANZA.

Mi hija lo juega en la escuela. Esta vez le resulto fácil enseñarme a jugar. Me dijo que dejara los brazos hacia adelante y se dejo caer de espaldas para que yo la sostuviera. Luego lo repitió una y otra vez dejandose caer alternativamente de frente o de espaldas. El juego me hizo "caer una ficha" como suele decirse. Pude asociarlo con cosas de mi vida. Me ayudo de alguna manera a pensar esa dificultad para entregar la confianza. Jugar a dejarse caer y que te sostengan. Supongo que no me ocurre a mi solo. Que los adultos nos olvidamos de jugar o no jugamos nunca a dejarnos caer en los brazos de alguien en quien confiamos que nos va a sostener. Es el juego que sabe jugar mi gato cuando se da vuelta y vuelta en el piso esperando que con el zapato le recorran y acaricien suavemente el cuerpo. No teme que lo pisen. Entonces a falta de confianza se suele "jugar" al control. Es la ilusión de controlar las cosas y los seres. O es el oscuro temor de ser "objeto"

NO VIERON CAER AL OTRO...

Se mataron. A puro dolor salieron andando. Hacia delante, pero muertos. No vieron caer al otro. Ni a sí mismos.