
*IMAGEN: OSVALDO SORIANO EN MOTO.
Se encontraron en la esquina del mercadito las dos abuelas. Las dos con bastón.
Mi madre con nieta del brazo.
Mi madre tiene la edad del Ratón Mickey. La abuela con la que conversa la supera en unos años.
-Mi hija sintetiza la charla cuando vuelven:
La abuela con la que hablo la nonna anda en moto.
Mi madre le hablaba de sus salidas a los médicos.
La abuela que vive enfrente de la fábrica de mosaicos no quería hablar de enfermedades quería contarle de su último logro a los 85:
-En la vida había viajado en barco. En avión. En trenes. Hasta en burro y hace poco tiempo de esto.
Pero nunca en moto.
Hasta que me escucho mi nieto más chico, el Rubén. Tiene una Harley que le dejo su tío materno, el pobre murió joven en un accidente y la moto quedo ahí medio desarmada. Él la arreglo. Va y viene con ese orgullo que se le nota en la cara. Vino a visitarme. Me escucho cuando le conté que en el viaje con el centro de jubilados fui la primera que se animo a subir al burro.
Pero nunca en moto...
-Deja el bastón en el porch y vamos. -Me dijo
-Me subí sin pensar en las consecuencias.
-Ese día fueron dos o tres vueltas por acá cerquita.
Cerraba los ojos para no marearme y me agarraba fuerte.
Tuve un poquito de miedo pero me gusto. Y al Rubén también le gusto llevarme.
Desde ese día. Todos los domingos si no llueve. Antes de la hora de la tristeza, él viene y salimos a pasear en moto.
-Hasta me compró una campera para el viento y un casco -Aclara abriendo bien grandes los ojos.
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