-Al pueblo de Patricios. El hombre sabe que no puede con las emociones. Por eso cuando el tren ingresa a Patricios, o mejor dicho a una representación teatral en la Estación-Teatro comunitario, se aisla con rapidez en sus pensamientos. No logra conectarse demasiado con el aquí y ahora. Se aleja hacia el humo que envuelve a la vaporera de última generación. Observa con cierta distancia lo que acontece a su alrededor. En esta obra, los vecinos actores juegan a negar la presencia del tren, este tren es solo una figura fantástica, algo que no puede ser real, solo un símbolo o un augurio de tiempos por venir. Es paradojal, quiza haya 500 o 600 personas aquí, esperando al tren con su obra de teatro en marcha, simulando que el gran día será otro día, no este. Claro, las emociones son muy fuertes, hay que ver a los maquinistas llegando a un pueblo de ferroviarios, los abrazos con abuelos que manejaron máquinas más poderosas que "sophostine" una modesta locomotora de la clase 200 H...