El hombre tropieza de vez en cuando con el billete guardado. El perenne gusto de la tristeza en su boca retrocede por un rato con ese recuerdo que le brinda una curiosa alegría privada que no necesita espejo ni testigos. Ya llego a una edad donde se escurren precisiones y fechas. Pero puede verse en la cola del supermercado para pagar e irse a su casa con alimentos para que la heladera no se vea generosa en vacío. Reconstruye su asombro al descubrir el sistema de tubo aspiradora por el cual las cajeras envían dinero dentro de un recipiente similar a una lata a un lugar invisible desde la línea de cajas. Una imagen rara que da para pensar en la velocidad de circulación del dinero que inquieta a los economistas. Que el hombre haya decidido quitar de circulación tiempo atrás un billete de 2 pesos y lo haya incorporado como un objeto portador de significado, justifica contar la historia. El hombre toma ese objeto inerte: observa cara de un Bartolomé Mitre casi anciano, y le parece percibir...