Silencio de sol
ausente. El hombre percibe con su nariz cerrada por el resfrío como se abre paso
lentamente un aroma a sopa de vegetales. olor a hogar inunda el aire quieto de
la habitación.
Él, ahora,
puede respirar bien, bastante mejor que ayer a la noche. Se abren sus sentidos
y el gusto a sopa le trae bien cerquita la voz de anoche, con su compañera
cantando en la cocina…
“Who can buy this wonderfull morning?”
“Who can buy this morning to me?”
abajo de su voz
de blanca negra alcanza a oír la percusión, un ritmo espontáneo que surge del
cuchillo cortando sobre la tabla de madera.
Pedacitos y
pedacitos que serán bien pronto aroma y alimento.
Recién en la
mañana, con la cama bañada de sol, el hombre abre sus pulmones y los llena del
aire a sopa, y también del sonido que bien evaporado y mezclado en los sabores
vegetales flota en la habitación…
“Who can buy this wonderfull morning?”
“Who can buy this morning to me?”
Tiene razón la
letra. Nadie puede comprarle esta maravillosa mañana, cuando su nariz recibió
como un golpe desde el recuerdo: ese aroma y esa voz.
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