Una nube de  polvillo por el aire de la habitación. Esa era la imagen más antigua que el  hombre -que entonces era un niño- tenía de su tío.   Su tío había  salido de darse una ducha. Había colocado una toalla sobre la cama y se había  sentado a rociar de talco sus genitales. Sacudía el envase cilíndrico con una  energía demencial dejando al aire una nube de polvo que no deja de expandirse en  el recuerdo.     La pensión se  llamaba "La Esperanza" y su tío con las bolas bien revestidas en talco estrenaba  a sus 40 años una nueva soltería.  Esa noche iba al club Sportivo Alsina, donde  actuaban Sandro y Los de Fuego ;  porque las mujeres de Lanús “son mucho más que un fuego”, apenas dicho esto no  paró de reír con su risa contagiosa de la genialidad de su  ocurrencia.       Años después  su tío repetirá una y otra vez la historia de como llegó a esa pensión sólo con  lo puesto: Al volver de su trabajo en la fábrica encontró a su primera mujer en  la cama con un tipo arriba ...