Ahí va mi padre silbando en la noche. Es primavera. No alcanza con
el canto cíclico de los zorzales. Mi padre se acompaña silbando. Es una melodía
que alguna vez le escuche cantar en italiano, habla del amor perdido de una
napolitana. Para mí cada vez que lo escuchaba silbar aquella melodía era como
si hablara en él la tristeza que tenía adentro.
Mi padre un hombre de silencio. De pocas palabras, las justas y
necesarias.
Ahora que volvió la primavera los zorzales cantan un enamorado
insomnio. Mi padre vuelve a caminar a la madrugada hasta la avenida bajo estrellas
o tempestad para ir a trabajar a la fábrica. Esta sólo. Se acompaña silbando su
amor a una napolitana.
*De Eduardo Francisco Coiro.
Comentarios