*Foto: Estación
típica del Ferrocarril Provincial. Circa 1940
Caja negra*
Pon
tu cara a la sombra
Bebe
tu luz de aquí
Toma
parte del día
Ya
tus sueños se han muerto
Uhhhhh...
"Parte del
Día"
Aquelarre.
Álbum Brumas
1974
Ahora puedo
saber que íbamos obstinadamente hacia lo que ya no existe.
La bandera
plantada hace 124 años es apenas un símbolo que desata ese gran interrogante
sobre la necesidad de viajar mientras estamos -cada uno de nosotros-
encapsulados en un tiempo que no nos pertenece del todo.
El tiempo
sucede a pasos de acontecimientos impredecibles. Pasa. Todo sucede.
Ver un amanecer
desde el aire es de los instantes más bellos que da la vida. Algunos dormían.
Yo tenía los ojos bien abiertos pendiente de aquella línea de luz en el
horizonte de un sol que todavía no tenía que dejarse ver.
En la costa el
sol salía del mar como ese milagro potente de la vida día por día, pero estamos
lejos de la costa a 10000 pies sobre la llanura de la provincia.
Uno aprende de
las épicas cuando algo falló. Los hielos también se forman en el cielo.
En vez de subir
arriba de los 12000 pies había que bajar suavemente.
Mi cabeza comenzó a escuchar ese tema antiguo
del disco de Aquelarre. Hasta los
golpes no grite ni tuve miedo.
No había pasado
la segunda estrofa cuando el pájaro de metal daba sacudidas en una laguna que
resulto ser campo inundado. El apuro fue salir aun atontados por si ese
artefacto con sus bodegas llenas de combustible se incendiaba.
La estancia en
la que caímos tenía el nombre justo: "El socorro". Peones de la
estancia y empleados de una estación de tren cercana nos ayudaron a caminar con
el agua arriba de las rodillas.
El andén de la
estación Juan Tronconi fue el refugio más maravilloso imaginable. No se de
dónde pero nos trajeron frazadas y hasta café caliente.
“El
camino de tierra a Roque Pérez debe estar intransitable -nos dijo el jefe de
estación-, pero ya estará al llegar el tren a La Plata. En Beguerie la estación
siguiente a minutos de Tronconi, hay un pueblo con ruta asfaltada. Médicos para
revisar a los golpeados. Teléfonos por si quieren avisar a sus familias que están
a salvo.”
Nos miramos con
chispas de alegría por la nueva vida que nos espera.
Preferimos regresar sobre la seguridad de los rieles. Arriba del tren
decidiremos si nos bajamos en Carlos Beguerie o seguimos hasta La Plata.
Si es por mí,
sigo en el tren hasta el final.
*De Eduardo Francisco Coiro.
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