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EDICIÓN NOVIEMBRE 2023

 


*Foto de Noelia Ceballos @noe_ce_arte

 

 

 




 

DEJÁ VU*

 

Las mismas copas de vino

Dibujan nuestros rostros en el cristal.

La misma melodía

Viene del fondo

Colmando el vacío que deja el silencio.

 

Las mismas velas

Encubren la tristeza,

Dibujando siluetas en el crepúsculo.

Las mismas promesas,

Los mismos besos,

Las miradas que se cruzan,

Las frases que no se dicen

Y viven a la sombra de la espera...

 

Todo me suena extrañamente familiar.

¿Hemos vivido este momento?

¿Volveremos a vivirlo?

 

Sólo quiero saber

Si al final,

De nuevo,

Partirás.

  

*De Marié Rojas Tamayo.

La Habana. Cuba

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Y heme aquí ahora

pronunciando palabras tópicas

cuando lo que en realidad deseo

es llevarte lejos, a la soledad de las montañas

y hablar de ti y de mí y de las noches rumorosas

llenas de aves y volcanes y estremecidos aguaceros;

experimentar a tu lado la frescura de las brisas matinales,

la incomparable magia de los amaneceres pirenaicos,

explorarte en la tibia intimidad de una tienda de campaña

o besar el filo de tu piel a dos mil metros de altura,

junto a la indómita quietud de los lagos.

Y tú, mientras, ahí, al otro lado del cristal,

mirándome de a ratos y cautivándome con tu sonrisa

y respondiendo con palabras

cuando sabemos que sólo puede hablarse

con los ojos y las manos, con la piel y con la sangre.

 

*De Sergio Borao Llop.  sbllop@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA MERCANTILIZACIÓN DEL RECUERDO*

 

 

El lanzamiento de “Now and Then”, tema inédito de The Beatles, ejemplifica los usos de la tecnología para la capitalización de la nostalgia

 

*Por Alejandro Badillo. badillo.alejandro@gmail.com

 

Recientemente se hizo pública la canción “Now and Then” de The Beatles. Como era de esperarse, el estreno emocionó a los seguidores del grupo desaparecido hace más de medio siglo. Lennon, McCartney, Starr y Harrison se han convertido, con el paso de las décadas, en un mito global. Como en cualquier mito hay historias paralelas que, en el caso de la banda, han dado lugar, incluso, a teorías de la conspiración, como aquella que asegura que Paul está muerto y fue sustituido por un doble. Parecía que la historia del grupo, en cuanto producción musical, había terminado con Let It Be (1970) o bien con los rescates “Free As a Bird” (1995) y “Real Love” (1996). Sin embargo, la tecnología ha añadido un nuevo eslabón.

Más allá de las críticas a “Now and Then” y la fidelidad al espíritu Beatle conviene analizar el uso de la tecnología y su creciente influencia en la creación artística. Según la información oficial se usó la llamada inteligencia artificial para aislar la voz de Lennon y ensamblar las partes de los otros tres músicos. El procedimiento no es un asunto menor, pues las otras dos piezas que había dejado inconclusas el músico –“Free As a Bird” y “Real Love”– se rescataron gracias a la calidad del audio original. La obra presentada este año, en cambio, tiene como origen una grabación casera, es decir, un bosquejo que podría haber sido olvidado a favor de una mejor idea. Tuvieron que pasar más de cuatro décadas para que la tecnología la incorporara al catálogo oficial del grupo.

Para el sector de la crítica que festeja el milagro tecnológico –y la expansión de la historia de los Beatles– las objeciones a “Now and Then” parten de un prejuicio purista que rechaza el uso de máquinas desde la ingenuidad romántica. El argumento es cierto parcialmente, pues la historia de la música moderna está indisolublemente ligada a la tecnología. El pianista Glenn Gould, por ejemplo, trabajaba incansablemente con distintos sistemas de grabación para obtener el sonido que deseaba, en particular para las obras de Bach. Sin embargo, ya sea con tecnología antigua o moderna, para que aparezca el arte debe existir intención. La canción rescatada de John Lennon –pensada como un incipiente trabajo colaborativo con los otros miembros el grupo– plantea dudas sobre su condición de obra “original”. No es la primera vez que sucede, por supuesto, tan sólo hay que recordar –en el ámbito literario– la publicación de libros basada en borradores cuya única pertinencia es la marca del autor y su poder de ventas.

Hay otro punto interesante, pues “Now and Then” actualizará la historia discográfica de los Beatles. En unos días se comercializarán álbumes recopilatorios clásicos con la nueva canción. El canon asumido por los fanáticos –más allá de la enorme cantidad de versiones, rarezas y lados B de la banda– quedará obsoleto y se creará un producto nuevo que se venderá muy bien. Si, en un escenario hipotético, la tecnología sigue avanzando se tendrán más canciones de los Beatles gracias a la generosa cantidad de esbozos, acordes y voces de los músicos ingleses, en particular de Paul McCartney. Una vez desaparecidos él y Ringo Starr, poderosos algoritmos podrán crear nuevos materiales a partir de fragmentos. Con la autorización de sus herederos se seguirá explotando la nostalgia y, paradójicamente, la búsqueda de la emoción auténtica, esa suerte de utopía que es, para muchos, los años 60. Las compañías de discos o las productoras de medios rastrearán, como arqueólogos obsesivos, piezas antiguas a ensamblar y, así, dar vida eterna a actores, grupos musicales e, incluso, conciertos. Todo este esfuerzo será para capitalizar los deseos de un público que no está dispuesto a enfrentar el fin de las cosas, y que consumirá simulaciones cada vez más indistinguibles de la realidad.

Hay, finalmente, un último factor a analizar: la reducción de casi cualquier cosa que hacemos a datos que pueden clasificarse y recombinarse interminablemente. Este tema preocupa a los actores de Hollywood –recientemente en huelga–, pues ven cómo sus caras, cuerpos y voces son escaneados y archivados sin su consentimiento. Su identidad y su medio de trabajo podrán ser usados incluso después de muertos, convirtiéndolos de facto en marionetas virtuales para que las compañías sigan capitalizando su recuerdo. Sin embargo, los artistas y sus obras son más que patrones e información lista para clasificar y, de esta manera, imitar la composición de una canción o la escritura de un libro. Una historia como la de los Beatles está atravesada por una serie casi interminable de elementos sociales, culturales e históricos. Esa complejidad no puede recrearse en una computadora.

 

*Fuente: La Tempestad.

https://www.latempestad.mx/la-mercantilizacion-del-recuerdo/

 

 

-Alejandro Badillo. (Ciudad de México, 1977)

-Es autor de los libros de cuento: Ella sigue dormida

 (Tierra Adentro), La herrumbre y las huellas (Eeyc), Vidas volátiles

(BUAP), Tolvaneras (SC Puebla), El clan de los estetas (Universidad

Veracruzana. Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela) y las

novelas La mujer de los macacos (Libros Magenta) y Por una cabeza

 (Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo).

Recientemente ha publicado:

“La Habitación Amarilla” (cuentos) por Editorial BUAP. -2021-

“Reconstrucción” (novela) Ediciones EyC. -2021-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

habla el viento y a la vez

se abre la miel del espacio

 

tan apacible

la belleza asiste

a cada cuerpo que pasa

 

por el rayo de una voz

 que Ahora surge en otro tiempo.

 

*De Alejandra Alma Marotta.

 

 

 


 

 

 

 

 

Familia*

 

Cada uno de mis padres a su turno de morir

se llevaron un hermano mío ideal y nonato,

cada cual a mi edad de ese momento fatal;

entonces, hay dos versiones mías viajando

con ellos en cada instante por donde anden.

Y cada una con lo que yo no tengo, sumado,

y lo que me sobra ya quitado, porque sé que,

nunca he sido del gusto completo de nadie

y tampoco de mis padres. A veces en sueños

asumo ese cada cual de mí mismo para ellos

y me comporto como el hijo que esperaron.

Ellos también admiten los errores y las fallas

y lloran y se abrazan y se perdonan conmigo

o con ese otro que yo no he sido y desearon,

y esos otros que necesité y esperé en vano.

Recién ahora nos aceptamos imperfectos,

ahora nos parecemos tanto a nosotros

que si nos sueltan en la nada muda

y oscura nos hallamos sin esfuerzo.

 

*De Horacio Rodio. horaciorodio@hotmail.com

 

-Horacio Rodio es autor de los libros “Palabras de piedra” Ediciones Baobab. Argentina. 1999 / “Media baja” Ediciones Dunken. Argentina. 2012 / “La insistencia de la desdicha” Editorial Ruinas Circulares 2018 / “El cinturón de Orión” Poesía.  Ediciones Las Flores Argentina 2022 / “Ausencia y Error” Novela (Aparece en octubre 2023) Avant Editorial. Madrid. España. 2023

- Autor del libro de poesía “El libro de Hopper” Pierre Turcotte Editor. Quebec. Canadá. 2023 / Autor de la novela “Una sed extraña” La voltereta Almería España 2023

- Primer premio IV concurso “Traspasando fronteras” Universidad de Almería España 2009 - Primer Premio Cuento Concurso “Villa de Errenteria” España. 2013 - Primer Premio Cuento Ciudad de Azul Argentina 2013 - Segundo Premio Municipal CABA Eduardo Mallea CABA Argentina. Bienio 2011/2013 - Primer premio Cuento Floreal Gorini, C.C.C. Argentina 2015 - Mención Cuento Premio Julio Cortázar La Habana Cuba 2015 - Primer Premio Poesía Ciudad de Azul 2015 - Única mención de Honor IV Premio Internacional de Novela Héctor Rojas Herazo 2020. Colombia. -Primer premio de cuento Fundación Gabriel García Márquez. Colombia 2021.- Primer premio libro de poesía. XV Concurso Nacional Adolfo Bioy Casares. Argentina. 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

UN INMENSO BOSQUE DE LLUVIA*

 

Escribo con rocío

aunque te llames Laura

acodado en mi torpe

desnudez

con esta carta marcada

como único refugio

levantado con el resto

de furia que me queda

o esperanza

porque sueño todavía

y no renuncio

aunque me duela

aunque me doble

acaso porque juego

y te imagino

en cada una de las gotas

de rocío

que me ayudan a seguir,

distintas

a las llamas o antorchas

que llegan a este

sitio marcado por el alcohol

que entran a los baños

a compartir la soledad

o se roban los saleros

y guardan en el escote

siete fichas de teléfono

para llamar a Dios

cuando la vida o la lluvia

les muele el corazón

y amanecen destrozadas

encima de los coches.

Este es el mundo Laura

aunque me moje el rocío

de tu boca, este mundo

que me sigue desvelando

acaso porque no hay otro

o tal vez porque todavía

no colonizaron el espacio,

aunque a veces parezca

que se hunde, que no

va más, que se va a pique.

Aunque yo quisiera

(ahora más que nunca)

más que planear las futuras

vacaciones en el espacio

y pensar en las muchachas

que me roban cigarrillos

y me despeinan,

es darte un dulce golpe

en la mirada

abrazarme esta fría

madrugada

a tu esqueleto

y decirte, mirándote

los labios: " nadie en este

mundo se muere de amor";

en todo caso

uno puede morir

de desamor

de cólera o espanto

de cordura o de cordero

de rabia o convicción

(para el caso es lo mismo);

de incertidumbre

o fuego en las entrañas.

Nadie se muere de amor,

se muere de rocío

o frío talándole

a cada uno el árbol

de la niñez,

de soledad también

Laura

y de miedo

o de vejez anticipada

o malparido o sátrapa

o condenado

descalzo y solo

por calles desiertas

golpeado por la llovizna

fría de un ronco amanecer,

río de sordera

que te aplasta

te cercena las alas

y te hunde

te retrata con su

escandaloso titular

a ocho columnas

y con plena libertad

de empresa

te regresa a la vida,

te trae intacta

te hace popular

por diez segundos

en las bocas del café

o en las sucias letrinas

donde Claudia y Marisa

dejan sus mensajes,

en los zapatos reparados

y su envoltorio,

en la media ración

de harina

cortada con el bolsillo

en el último almacén

del barrio.

Cómo decírtelo ahora

-nunca conocida soledad-

que no fue el amor

quién dejó tirada

para que los flashes

del infierno trabajaran,

tampoco el rocío;

rostro amargo

cortado por la lluvia.

 

*De Jorge Palma.

Montevideo. Uruguay

https://www.jorgepalma.com.uy/

 

 

 

 

 

 

 

 

La Nada le dice al Todo:

“ten, antes de que nos dividan” *

 

No te mojes, ave de pico delgado

mira que este pueblo es un sueño lejano.

No tienen sentido tus cantos bajo esta lluvia,

tu himno triste del corazón

recrea caminos que ya no existen más.

 

A ti te he cantado, me dirás

y mi repugnante rostro

se hará incomprensible para ti y tu lluvia.

Sabes a dónde iremos

cuando acaben de desgranarse las nubes,

hacia dónde van los cantos,

en dónde se mece el recuerdo de las palpitaciones

que nos llevan fuera del ritual.

 

Sal de la lluvia que ese no es tu cuerpo,

tu plumaje se ha saciado.

Déjanos construir mitos

de donde emane nuestra existencia.

Déjame colgarlos en cada foco de la habitación,

para ir luego a hacernos cometas

con los azulejos del alma en los pies,

tus ojos, mis ojos bajo la sombra

amanecen en el frío del tiempo.

 

Me has dicho con voz humana

que nada en lo que creo es cierto:

que esa alma de la que hablo

no es más que un ominoso invento

que por ingenuidad he creído.

 

Mientras tanto,

una verdad distingo en tu canto:

El Sol se entrega al mar en sus pieles de arena,

bebe la sal de su cristal...

 

Pero yo no lo veo:

sólo miro arena,

un cabello como el tuyo,

sólo miro que ya te vas.

 

*De hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com

Coyoacán. México

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EN BUSCA DE ÁFRICA*

 

Crónicas del Hombre Alto (nº 46)

 

Mika tiene 6 años; su novia Anna-Lenna, 7. Ambos viven en Langenhagen, una pequeña localidad alemana situada al norte de Hannover. El pasado 1º de enero decidieron fugarse de sus casas con un objetivo muy preciso: viajar a África, casarse y pasar sus días en un clima más benévolo que el frío invierno europeo. Convencieron a la hermanita de Anna-Lenna (que tiene 5 años) para que huyera con ellos y fuese testigo de la boda. Previsores, armaron una pequeña valija en la que cargaron anteojos de sol, trajes de baño y algo de comida ligera. Caminaron un kilómetro hasta la parada más cercana, se subieron a un tranvía y recorrieron unos tres kilómetros más, hasta llegar a la Estación Central de Ferrocarriles de Hannover. Una vez allí, quisieron abordar un transporte que los llevaría al aeropuerto, pero los movimientos del trío llamaron la atención de dos policías. La aventura terminó cuando éstos, hechas las averiguaciones del caso, tomaron a su cargo la penosa misión de informar a los jóvenes viajeros que, sin dinero ni pasajes, es imposible llegar a África.

La anécdota, deliciosa como pocas, dio la vuelta al mundo la semana pasada. Prácticamente, no hubo periódico o noticiero que no le dedicara un espacio. El hechizo irresistible de su candor apabullante generó sonrisas en las más diversas latitudes y permitió compensar, en parte, tantas deprimentes novedades sobre guerras, masacres y accidentes fatales.

Puestos a bosquejar interpretaciones sobre el asunto, una mirada exitista podría llevarnos a pensar que, al fin y al cabo, el simpático episodio no es más que la crónica de un rotundo fracaso, ya que la fuga

quedó trunca y los niños no consiguieron cumplir su cometido. Del mismo modo, una mirada cínica podría llevarnos a especular que el precoz romanticismo de Mika y Anna-Lenna, así como también su espíritu aventurero se irán desvaneciendo a medida que vayan aproximándose a la adultez y la vida los obligue a poner los pies sobre la tierra. Ninguna de estas dos visiones, habrá que reconocerlo, carece de sustento o razonabilidad. Hay, sin embargo, otra lectura posible de los hechos, una mirada que, si bien no

excluye la idea de fracaso, al menos redime a la frustrada huida de esa impresión de derrota que parece desteñir sus cálidos colores. Porque, si es cierto que los niños no pudieron alcanzar el destino deseado, no menos cierto es que fue precisamente su intento por alcanzarlo lo que les permitió llegar hasta donde llegaron. Lo cual, teniendo en cuenta su corta edad y la escasez de medios con que contaban, no es poca hazaña.

Vistas así las cosas, su travesura nos involucra a todos, pues se transforma en una tierna, tiernísima metáfora acerca de la condición humana y sus anhelos. Anhelos que muchas veces -o acaso siempre- resultan lo suficientemente ingenuos o desproporcionados como para despertar la compasión de los dioses. Poco importa si el sueño consiste en filmar una película, instalar un bar en la playa o salvar al mundo. La experiencia indica que casi ninguno de nosotros podrá llegar jamás a sus íntimas y personales Áfricas. Salvo afortunadas excepciones, inevitablemente alguien se encargará de detenernos en la estación de trenes e interrumpirá nuestra alegría recordándonos -casi nunca con amabilidad- que no tenemos el pasaje requerido.

Y sin embargo, lejana y cautivante, África sigue existiendo, oculta detrás de nuestro agrisado horizonte cotidiano. Y lo sabemos. Y, contra todo pronóstico y lógica, nos seguimos moviendo con la intención de acercarnos un poco. Obstinadamente, continuamos modelando nuestra travesía. Tal vez en forma oblicua o contradictoria, e incluso sin darnos cuenta, pero es lo que hacemos.

Puede que, buscando llegar a África, sólo consigamos llegar a Hannover.

Pero ¿Quién habrá de quitarnos lo viajado?

 


*De Alfredo Di Bernardo.

San José del Rincón. Santa Fe.

(Texto de febrero de 2009)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El amor después del amor*

 

Un tiempo vendrá

en el que, con gran alegría,

te saludarás a ti mismo,

al tú que llega a tu puerta,

al que ves en tu espejo

y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,

y dirá, siéntate aquí. Come.

Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.

Ofrece vino, Ofrece pan. Devuelve tu amor

a ti mismo, al extraño que te amó

toda tu vida, a quien no has conocido

para conocer a otro corazón

que te conoce de memoria.

Recoge las cartas del escritorio,

las fotografías, las desesperadas líneas,

despega tu imagen del espejo.

Siéntate. Celebra tu vida”.

 

*Derek Walcott

(Castries, 23 de enero de 1930 - 17 de marzo de 2017)

https://es.wikipedia.org/wiki/Derek_Walcott

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Poesía, es sin lugar a dudas, violencia en el lenguaje, torsión de la gramática. Poesía es desarticulación, incomodidad. Lo cómodo es el orden del consenso, el mandato social y la democracia del mercado, y en el pensamiento, ese sentido común, esa doxa, que no toca la episteme. ¿Tiene entonces algo que ver la ciencia con la poesía? En un solo punto: lo que hace a la incomodidad, la desarticulación del sentido común.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

SAN SEBASTIÁN*

 

Allá en el fondo Donosti. Allá en el fondo la Donosti que no debe ser invocada porque una vez que se la invoca aparece, y cuando aparece ya se sabe, es tirar de la soguita y no hay caso, el hilito de memoria viene con todo lo que está comprimido y de pronto se despliega y todo está intacto y vívido. Es Donosti y son los abuelos, y el monte y los caseríos, y la niñez con árboles de manzana y las cinco hermanas que cuatro se fueron de monjas y una no, y es el colegio y la monja Imelda puro rencor reconcentrado pobre vieja que ya habrá muerto. Es la Donosti que vocea como en sueños a esta estación que se llama San Sebastián, extemporánea y tan ajena en la pampa sudamericana.

Ya al ver en el recorrido el nombre de la estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se dijo que no, que esta es otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente lejos de la baska Donosti de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe, ella, que esta San Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti euskera, y sabe por haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante, porque el que mira hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y dolor visceral.

Pero este tren va a hacer parada en San Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es imposible. Detrás de las ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto mientras se superpone una capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas blancas con cencerro. Será una niebla quizás la que nubla la vista y hace aparecer montes redondeados, casas blancas con tejados rojos, olor a mar allá donde los barcos se enfrentan con sus hombres al Cantábrico.

Euskadi que ya no es, Euskadi de la niñez que tan ligada está a la muerte, como eso de que la meta y la largada suelen converger en las pistas circulares.

Miedo, ahora. Miedo del tren que es como la luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza, imágenes que devienen en metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el viaje hacia la muerte, fin de viaje, la vida que traqueteando se precipita en la nada final. Y ahora que el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo sobre la infancia. Miedo. Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y las agitaciones, se pare el péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti aquella. Miedo a querer estar en la muerte mientras el tren se precipita sobre los rieles negros.

Vuelven los parques y las estatuas, vuelve la nieve derritiéndose en las botas y vuelven los temporales y las galernas que devoraban barcos allá donde el mar es océano poderoso. Vuelven aquellos trenes que, se lo debe decir a sí misma, no son éste tren.

Anochece.

Ya casi llega. Las penumbras permiten que el paisaje se levante como un libro troquelado, abetos y robles suplantan los eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos con puentes de pretiles gastados y sombras de peregrinos con sus maquillas, esos báculos de andar por el monte. Ya ni hace falta mirar por la ventanilla, si todo está más adentro de la superficie de los ojos, si ya es todo una yuxtaposición de bailes con vestido blanco y cintas verdes y rojas, el gato Holofernes cayendo de la terraza, los jacintos en las macetas, y el desgarro del puerto desapareciendo en el horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la nefasta jornada de la partida.

Ya no hay planos, todo está allí comprimido y necesario, compacto. Un todo en el que la violencia de la partida, el amor de los abuelos, el olor a los lápices de madera, la voz de la radio BBC durante la segunda guerra, las amigas y, también, todo lo malo, son una madeja indistinguible que le está haciendo estallar el pecho.

No le importa morir aquí, hoy, esta noche. En este momento se ha alineado la vía hacia Donosti, y con lágrimas advierte que el tren se detiene.

Baja del vagón sin sentir el suelo bajo los pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que la querida silueta del abuelo la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su propia muerte.

El hijo y el nieto la esperan. Desciende la abuela con un rostro extraña, casi como si no hubiese nadie detrás de esa máscara rígida para responder a la llamada. La llaman. Al hijo le ha temblado un poco la voz.

La abuela vacila levemente, advierte al nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe, vuelve a entrar en sí. Sale de Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián. Ha de vivir un poco más.

 

*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

 

 

-Próxima estación:

 

LOS EUCALIPTOS.    

 

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

FRANCISCO A. BERRA.

 

ESTACIÓN GOYENECHE.   

 

GOBERNADOR UDAONDO. 

 

LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

 

 

 

InventivaSocial

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