*Fuente de imagen: https://www.xataka.com/robotica-e-ia/hay-quien-quiere-construir-una-etica-del-sexo-con-robots-y-prohibirlo-claro
Si nos vieran nuestros antepasados. Esos que desconfiaban de la tecnología.
Los que vivían todavía en una sociedad del humo. Donde uno de los placeres era
hacer un fueguito para cocinar un asado.
Si nos vieran. En esta absurda y patética época. Las compañías de electricidad
que son la delegación terrenal de los antiguos dioses. Nuestras casas donde
casi todo funciona a electricidad y a la vez se produce electricidad para
retribuir en parte a los dioses no en oraciones sino en su misma moneda
materializada.
La soberbia de las compañías que no pueden aceptar la mera posibilidad
de la falla o el sabotaje. Hace añares, la serie Black Mirror nos había
advertido sobre los terribles efectos de la tecnología combinada con el poder
sobre la vida de la gente.
Pero no hubo caso, aquí estamos en la sexta hora de corte de luz.
Como en otras oportunidades el motivo no es informado o es parecido a un
secreto de estado.
Y yo, un hombre grande que vive solo me siento abandonado a mi suerte o
a mis fantasmas que es aún peor. Me espera según anticipo un largo día a
expensas del pasado. Toda una vida se recuerda cuando todo esta apagado y solo
funciona la mente.
Para luchar contra la soledad había comprado por Mercado Cyber a Nicole.
Algunos amigos se burlaron. Pensaron que había comprado una mujer robot,
una compañera que entibiara un poco mi cama en las noches.
No, les decía y se seguían riendo. No tiene los atributos físicos de
mujer ni el programa que les permite brindar placer sin cuestionar.
Todo lo contrario, vive cuestionando y analizando mi pobre discurso encallado
en el pasado lejano.
Ni con baterías las fabrican.
Y ahora con el corte de luz toda mi dependencia emocional estalla con la
furia de un volcán por siglos dormido.
Y este abandono de horas no tiene remedio ni autoengaño.
Si. Sepan que vivo con Nicole, una psicóloga eléctrica.
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