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A OSVALDO SORIANO...


Una sombra ya pronto serás*



A Osvaldo Soriano.

-Texto del año 2004-



Últimamente, no hago otra cosa que huir. Más bien, huir de la escritura caminando sin rumbo por las calles. Camino casi sin ver, sólo la belleza interrumpe por momentos mis pensamientos inconexos, veloces en llegar y partir, dejando apenas un sabor amargo en la boca.
Me acuerdo de una novia, creo que fue la primera, ella tenía su diagnostico, decía que sin duda me faltaban muchas cosas. Pero que me sobraba ampliamente una: era -y es- un exceso de orgullo.
Orgullo y tozudez un defecto mortal en la Argentina.
Cuando termino de repetirme, de caminar las mismas cuadras, casi las mismas baldosas y tropezar con las mismas miradas vacías o lacerantes. Allí mismo busco refugio en el bar. Abro el cuaderno con los renglones vacíos o llenos de frases que no pueden hilarse, algunas insólitas e irrepetibles:
"Un perro aúlla en esa cancha desierta de bochas, apenas habitada de brisas y siluetas de viejos que se fueron a jugar a la vida".
Moni, la moza, me sonríe: quizás le inspiro una mezcla de curiosidad y lástima. Horas con los renglones desnudos, ella no puede ver la muralla de angustia entre mis ojos y cada frase.
Así atardecer yendo y viniendo en las historias del bar, las siluetas de las chicas que corren el viento, las nubes lentas que marchan al este.
Abro la carpeta, viajan los cuadernos inconclusos, un pequeño anotador que entra en el bolsillo de la camisa y donde se pierden algunas frases que esperan algún borde, algún hilado para ser mínimamente entendibles.

-Desde cuando estas así...?
-desde el 2001, quizás desde mucho antes.
-No conozco a nadie que no haya pasado momentos horribles el 2001, fue un año tremendo.

"Me di cuenta de que durante mucho tiempo me había olvidado de mí y que por eso no podía hacerle bien a nadie"

Siguen las frases del anotador: "lo que natura non da, salamanca non presta" "La verdad es que te veo derrotado". "se va el verano, nunca antes había sentido esta certeza de ser más un personaje literario que una persona".

No se si reír o llorar o ambas cosas a la vez con esta frase, más un personaje literario que una persona, ni siquiera tengo un auto para escapar de la ciudad y ver horizontes, escapar hacia la nada como los personajes de Osvaldo, ni siquiera un plan secreto para reparar la historia, abrir un segundo libro como una segunda vida y ser un pobre imitador del Muto de Antonio Dal Masetto en Bosque.
Sería una ironía, un road movie de a pie. El fondo, en el galpón de herramientas del viejo solo hay repuestos de autos, nada que se parezca a cuatro ruedas y un chasis, ni siquiera el talento del mecánico hijo de carpintero y nieto agricultor.
Cerré los ojos, pensé en mi hijo, su capacidad de juego de los 3 y 4 años, la que mantiene hoy y comparte con la hermana. Con muy poco transformábamos la cama en un barco o una locomotora, no tenia vergüenza de gritar como el capitán, de hacer sonar con la boca el silbato de la locomotora antes de llegar a una estación. Franco le quita la lona plástica a la carpa y la estructura de tubos plásticos liberada de una piel real es un avión o un tanque de guerra.
Se pone las antiparras de agua pero esta en el aire corriendo gaviotas. Le grito: más arriba, hay que pasar las montañas¡¡¡¡
Un pequeño Saint-Exupery llevando a su Papá en un bimotor de la Aeroposta Argentina.
Abro los ojos al bar, Mónica me pregunta si quiero el cortado en vaso o en pocillo,
-Si, en vaso.


*


Bien, no voy a tragarme ningún sapo más, llevo décadas tragándome todo, la médica escucho y abrió los ojos grandes como ante una verdad revelada o la luminosidad cortando una imagen de altar.

-Querés todo junto y la ilusión-llave abriendo puerta tras puerta para ir a jugar.

-No , apenas dejar de ser una sombra en las calles y volver a sentirme una persona con capacidad de amar y disfrutar.
Esta acostumbrado a que los otros solucionen los problemas por Ud. dice Lem, y yo quisiera, tener a quien responderle en la soledad de la mesa del bar.

afuera
el sol tropieza
retrocede en escalones hacia los altos edificios
las copas altas entre verde-luz y sombra.
y la gente
andante, penitente,
por debajo de la luz
pisando el suelo no cielo.
pisando silencios
desprenden palabras no dichas
paso por paso.

Un avión, se eleva a través de una nube gorda, me pregunto que futuro habrá llegado, será mi hijo Piloto o co-piloto, tengo ganas de salir afuera y gritar fuerte, por una vez no me importaría que piensan de mí, ¿hasta donde suben las palabras? cual es la extensión de grito en la llanura desolada, en los kilómetros desiertos sin orillas de sentido.
Del otro lado del vidrio, descienden unas rubias de doble tracción, ingresan al bar con su celular en mano y ese aire de indiferencia al mundo, ellas no le temen al tiempo ni a la nada.
Todo parece cercano, manejable, seducible, el cuerpo es florecer sin tallo, sin raíz, -pienso inútilmente.
Km. 1994. Miguel Ángel Sola y Pepe Soriano. Una década. La Argentina en su realidad más ilusoria, más banal. la música y las imágenes se funden en las ruinas de ese silo, una profecía?

L'avventura é finita.. -dice Coluccini.
Tu viejo tiene poca cuerda... -Dice el médico de guardia, que renguea como un filisbutero viejo de ese navío de piratas contratado por la obra social de los jubilados. El PAMI.

Usted es una sombra, nada más que una sombra que va por ahí. Un tipo que anda espiando a la gente , -parece decirme Lem del otro lado de la vidriera del bar.

Cierro el cuaderno, abro el ejemplar del diario La Nación que dejaron en la mesa de la izquierda,
Ellos se asombran, tracción a sangre en pleno centro. cartoneros a caballo en Tribunales, la nota abunda en consultas a la Municipalidad y a la Policía Federal. Cómo llegaron allí?, no es el gran Buenos Aires, donde los carros manejados por chicos y grandes cruzan con precaución entre camiones y autos a combustión fósil. Sin embargo, yo veo tracción a sangre humana, familias enteras arrastrando cartones, en bolsas , en changuitos, en bicicletas. Sombras, aun en la luz del día, Sombras. La profecía cumplida del Capitalismo.

Me voy, tiempo y distancia, la ruta es un horizonte ciego, un punto de fuga para no ver más allá.
La locomotora 9033, se queda para siempre en algún galpón olvidado, término cuando empieza la película:
"Nunca me había pasado de andar sin un peso en el bolsillo. No sabia a donde iba, pero al menos quería entender mi manera de viajar"

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