Ir al contenido principal

CONTEXTOS ENCONTRADOS...



*Foto de Florencia Soler Abbate. florencia_soler_77@hotmail.com




El hombre entra a la exposición de la escuela de arte escuchando su monólogo interno, ese acompañamiento en silencio al que ya esta acostumbrado como en matrimonio de viejos.
Ese llevarse a uno mismo con palabras que no tienen voz ni luz, que circulan en algun lugar impreciso de su cabeza. Palabras que no salen pero que se plasman en emociones, en piel de gallina, en palpitaciones inexplicables, en sensaciones que aparecen siempre fuera de contexto. Fuera de lo que le resulta posible verbalizar y explicar a otros. Incluso a sí mismo.
El mundo es tan proyectivo. -se dice.
Tan de poner afuera y ver sólo lo que el mundo interno nos permite ver. -insiste mientras se mueve algo ajeno al desarrollo del evento. Lo invitan a ver trabajos. Quiza a elegir uno para dedicarle algunas
palabras. Se detiene ante una foto, la elige inmediatamente. La chica de la imagen esta tendida sobre un suelo de baldosas oscuras. Su blanca piel de brazos y rostro contrasta con la oscuridad del pudor con la que gran parte de su cuerpo piel se oculta debajo de una manta fucsia que se pierde en sombras de la cintura hacia abajo, hacia un final que no llega a la extensión de ese cuerpo curvado al que hay que imaginarle piernas y rodillas y pies tan blancos como el color de sus brazos.

Ella y su mirada puesta en la naranja que sostiene con su mano izquierda.
Enseguida le surgen ideas imprecisas y una canción cantada en la voz de Horacio Molina.


Era más blanda que el agua
que el agua blanda
Era más fresca que el río,
naranjo en flor


Es por su piel tan blanca en flor, que piensa en ella cómo la continuación de una raíz bien hundida en la tierra. (si uno observa con detenimiento se ven las costuras de flor y flor en los surcos de piel, flor con flor unidas en piel que la costumbre de ver piel y no otra cosa no dan a entrever a la mirada inocente).
Y ese ser de unos 18 años que observa la piel naranja del fruto es también Hegel, y su dialéctica. Árbol humano que sostiene su fruto con dedos finos y delicados.

Hilachas, hilachas de su vida ve. En el negro pelo de la chica, tan negro como el infinito, ve el color del portalaminas donde guarda enrollado su título de sociólogo.
Encuentra en el rostro perfil de la muchacha un rastro de sus labios y ve el color de los labios de un tenue rosa viejo que lo enamoraron de su compañera.
En esas cosas piensa aleatoriamente el hombre, en esos contextos encontrados a partir de la imagen de aquella chica con su piel de Naranjo en Flor.


Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó.

Comentarios

Entradas populares de este blog

UN DELIRIO CÓSMICO DEL 2004...

Hipertensión de recuerdos en el cuerpo. Estallan las imágenes, Espejo mellizo hundido del agua al ahogo al sol. Al pájaro no le interesa el presente, sobrevuela a penas la transferencia a Cañuelas, emoción rara reencontrarse con 17 años de recuerdos, casas pasadas, cosas mudadas en la vida de cada cual. A las 17 y 19 hs vuelve a salir el tren, hay que apresurarse a pesar de los 50 Km. de viaje son muchos años, un vértigo de vida, y uno que no sabe quien era ni quien es. Solo los dolores grabados en el rostro de quienes tomamos el cambio de vía, solo amistad y mate, nunca se termino la yerba, hasta que llego la gastritis y la esofagitis grado 2 y también se termino el mate. Es lejos para volver saltando Rayuelas y ella no ya es la maga a los 50 años o kilómetros, y yo sólo salto letras y pongo los acentos en cualquier parte. En la plaza de enfrente de la estación hay un perro muy pequeño que suplica adopción, es domingo a la tarde a la hora del desamparo, la trampa o la siesta. Va y

VENDRÁN MÁQUINAS TRISTES

  *Foto de Noelia Ceballos . @noe_ce_arte             Los Futuros*       I   Vendrán palabras suaves, llantos como palomas grises, sueños que aletearán como giran los mundos. Vendrán lentas palabras perdidas en la lluvia, remolinos incruentos, bálsamos en el aire. Y ya no habrá dolor, sino tierra cayendo, un fino sedimento, un feliz pedregullo. No más vivir con el dolor a cuestas, con la callada muerte dando sustos.         II   Vendrá otra vez el mar como una inmensa madre a reclamarnos. Vendrá la espuma como leche del mundo y nos dirá: regresa. Seremos otra vez millones de moluscos nadando en una noche igual a la que viste en sueños, moluscos ciegos en el agua tibia, insomnes y desnudos, gráciles y blandos. Regresarán las aguas por lo suyo. Dirán: te di la vida y te la quito. Y volaremos como un único grito hacia la nada, como bocas sin cuerpo a mamar de ese pecho, esa pústul

MÁS LEVE, MÁS INTANGIBLE, MÁS FUGAZ.

  *Foto de Paula Novoa .                       *   Qué esperaste de la vida qué quisiste atrapar con la punta de los dedos luciérnagas levísimas de oro                  mariposas de suave purpurina qué esperaste al temblar                                      de pie qué ilusión te conmovió los sueños qué deseo de lento frenesí                                  te recorrió la espalda En qué esquina giraste                                  y los perdiste?     *De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com   - Mariana nació en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive en City Bell. -Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena 2014). Jardines , en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015) La hija del pescador (La Magdalena, 2016). Piedras de colores (Proyecto Hybris 2018). El orden del agua , (GPU Ediciones 2019). MADURA , (Editorial Sudestada 2021) Quiero sacar la cabeza por la